Guía de manejo agronómico de Pitahaya

24 octubre 2020

La palabra pitahaya proviene de las Antillas Mayores, del idioma taíno, y significa “fruta escamosa”. Sin embargo, existen variantes fonéticas. Al fruto se le conoce como pitaya, pitaaya o pitahaya. 

Pero la pronunciación correcta es “pitajaya”. Las pitahayas poseen tallos largos y delgados y, a diferencia de los frutos de otras cactáceas, como la tuna, su fruto no presenta espinas. Se agrupan científicamente en dos géneros: Selenicereus e Hylocereus; y las especies más conocidas y apreciadas mundialmente son Selenicereus megalanthus, la pitahaya amarilla, e Hylocereus undatus, la pitahaya roja.

Como el tallo de las pitahayas les impide sostenerse a sí mismas, en su ambiente natural utilizan el tronco y la copa de un árbol vecino a manera de soporte. Las plantas que crecen de esta forma se llaman hemiepífitas; es decir, crecen sobre el tronco de un árbol y su raíz mantiene contacto con el suelo pero desarrollan también raíces aéreas para sostenerse en el tronco . Por el contrario, las epífitas son plantas cuya raíz, cuando crecen sobre un árbol, no llega a tocar el suelo. Así, vemos que los sitios donde las pitahayas crecen son generalmente sombreados por las copas de los árboles de los bosques tropicales y subtropicales. En estos bosques, la temperatura promedio del aire puede ser de unos 24 grados Celsius, la lluvia anual mayor a los 600 milímetros y existe una marcada estación seca en donde muchos árboles pierden las hojas. Es en esta época, cuando la radiación solar es mayor al resto del año, y por la carencia de agua, que se incrementan las condiciones desecantes. Como el agua es vital para el crecimiento y supervivencia de todas las plantas, ¿cómo hacen las pitahayas para sobrevivir en estas condiciones tan cambiantes? Lo logran gracias a la manera especial en que capturan el carbono para fotosíntesis.

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Fuente:Infoagronomo

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