Las reservas extractivistas del Acre, en Brasil: UN MODELO DE DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL TRÓPICO AMAZÓNICO
Róger Rumrrill, desde Brasil
El estado brasileño de Acre con sus 153,150 kilómetros de superficie es un territorio de contrastes. Porque allí donde termina la frontera de las millones de hectáreas de bosques arrasados para la instalación de una ganadería extensiva con más de 2 millones de cabezas, empiezan las llamadas reservas extractivistas donde se está construyendo posiblemente el primer modelo de desarrollo sostenible en el trópico amazónico.
Chico Mendes y las reservas extractivistas
La política de colonización de la Amazonía brasileña se inició por los treintas del siglo XX durante el gobierno de Getulio Vargas. Luego el proyecto colonizador fue impulsado con la construcción de la carretera Transamazónica por el general Emilio Garrastazu Médici con la consigna de ocupar una “tierra sin hombres para hombres sin tierra”, bajo el supuesto engañoso, como ocurrió también en el Perú, de que la Amazonía era un espacio vacío, sin habitantes.
En el período llamado del “Milagro brasileño” (1968-1973), la Amazonía fue convertida en un gran enclave productivo para cumplir con los bancos del Primer Mundo, los principales acreedores de una economía que creció al 11 por ciento, pero con un enorme costo ambiental y social.
Fue en esos años en que se promovió en Acre el llamado “modelo pecuarista”, es decir, el arrasamiento de millones de hectáreas de bosque virgen para criar vacas. Una hectárea de bosque primario talada y quemada y sembrada de pasto para producir una vaca de 500 kilos de carne.
La extensión de la economía ganadera comprometió la supervivencia de los antiguos caucheros o shiringueros que habían sobrevivido a la debacle del ciclo cauchero que se produjo a inicios de la Primera Guerra Mundial. Decenas y miles de ellos, con sus tierras amenazadas, empezaron la resistencia bajo el liderazgo de Chico Mendes, el ahora legendario cauchero nacido el 15 de diciembre de 1944 y asesinado por sicarios pagados por los grandes ganaderos el 22 de diciembre de 1988.
Chico Mendes, cuyo nombre completo es Francisco Alves Mendes Filho, no sólo organizó a los shiringueros en sindicatos para resistir el despojo de sus tierras y la violencia desatada por los “reyes del ganado”, sino también creó las reservas extractivistas que representaban los diseños primigenios de un modelo de desarrollo sostenible en el trópico amazónico.
Cómo funciona una reserva extractivista
Invitados por el Consejo Nacional de Seringueros, la Federación de Trabajadores Rurales de Acre, la Central Única de Trabajadores , el Sindicato de Trabajadores de Educación de Acre y Cáritas de Francia y Brasil, entre otras instituciones, visitamos Xapurí, luego de concurrir al Seminario Internacional de la Región Amazónica en Río Branco. Actualmente existen 70 reservas extractivistas con una superficie total de 21 millones de hectáreas y 70 mil shiringueros beneficiados. Cada uno de ellos posee una colocación, es decir, el área de ubicación de sus estradas, que son las trochas donde están identificados los árboles de Hevea brasilensis, que producen el fino látex de shiringa. Una de las reservas extractivistas más grandes del Acre y del Brasil es precisamente la “Reserva Chico Mendes” en Xapurí, con un 1 millón de hectáreas que, como en las demás reservas, son tierras de la nación brasileña entregadas en contrato de uso directo por tiempo indeterminado.
La idea central que preside el modelo extractivista es que se puede y debe aprovechar el bosque en pie, sin destruirlo, manejándolo. En la reserva extractivista, a diferencia de las concesiones forestales en el Perú que han “maderizado” el bosque, las actividades principales son la recolección del látex de la shiringa, de castañas y el ecoturismo. La extracción maderera tiene una importacia secundaria. Para el acopio de la producción se han instalado centros comunitarios y para la comercialización, cooperativas.
Para la obtención de valor agregado de la principal materia prima, el látex, el gobierno del presidente Lula ha construido en Xapurí una fábrica de preservativos para hombres con una inversión de 30 millones de dólares. La transformación del látex en preservativos ha hecho subir el precio de la materia prima en 250 por ciento en beneficio de los productores. La shiringuera Leidea Aquino, esposa del dirigente nacional Julio Barbosa, me dice que en su colocación de 500 hectáreas piensan producir miel de abeja, instalar zoocriaderos y piscigranjas y probablemente en pocos años más los bosques primarios de su colocación también serán sumideros de carbono, que multiplicarán sus ingresos mensuales calculados ahora en 400 dólares.
Un ejemplo para el Perú
La creación de las reservas extractivistas, que ha convertido a su creador y promotor Chico Mendes en una paradigma ambientalista mundial y en un mito sindical y político, es sin duda un modelo sostenible para el trópico amazónico, sobre todo ahora en que el bosque en pie cobra un inmenso valor económico y ambiental con la crisis ecológica y el calentamiento global.
Qué bien le haría al presidente Alan García visitar Xapurí para descubrir que su obsesión privatizadora del bosque amazónico para la gran empresa es, realmente, una decisión retrógada y antinómica a la necesidad vital de la sostenibilidad del bosque. Y para saber que esos shiringueros de Xapurí, verdaderos jardineros de la naturaleza, son sin ninguna duda los empresarios modernos y postmodernos del siglo XXI en el trópico amazónico.
Fuente: Radio PRODEMU FM
Róger Rumrrill, desde Brasil
El estado brasileño de Acre con sus 153,150 kilómetros de superficie es un territorio de contrastes. Porque allí donde termina la frontera de las millones de hectáreas de bosques arrasados para la instalación de una ganadería extensiva con más de 2 millones de cabezas, empiezan las llamadas reservas extractivistas donde se está construyendo posiblemente el primer modelo de desarrollo sostenible en el trópico amazónico.
Chico Mendes y las reservas extractivistas
La política de colonización de la Amazonía brasileña se inició por los treintas del siglo XX durante el gobierno de Getulio Vargas. Luego el proyecto colonizador fue impulsado con la construcción de la carretera Transamazónica por el general Emilio Garrastazu Médici con la consigna de ocupar una “tierra sin hombres para hombres sin tierra”, bajo el supuesto engañoso, como ocurrió también en el Perú, de que la Amazonía era un espacio vacío, sin habitantes.
En el período llamado del “Milagro brasileño” (1968-1973), la Amazonía fue convertida en un gran enclave productivo para cumplir con los bancos del Primer Mundo, los principales acreedores de una economía que creció al 11 por ciento, pero con un enorme costo ambiental y social.
Fue en esos años en que se promovió en Acre el llamado “modelo pecuarista”, es decir, el arrasamiento de millones de hectáreas de bosque virgen para criar vacas. Una hectárea de bosque primario talada y quemada y sembrada de pasto para producir una vaca de 500 kilos de carne.
La extensión de la economía ganadera comprometió la supervivencia de los antiguos caucheros o shiringueros que habían sobrevivido a la debacle del ciclo cauchero que se produjo a inicios de la Primera Guerra Mundial. Decenas y miles de ellos, con sus tierras amenazadas, empezaron la resistencia bajo el liderazgo de Chico Mendes, el ahora legendario cauchero nacido el 15 de diciembre de 1944 y asesinado por sicarios pagados por los grandes ganaderos el 22 de diciembre de 1988.
Chico Mendes, cuyo nombre completo es Francisco Alves Mendes Filho, no sólo organizó a los shiringueros en sindicatos para resistir el despojo de sus tierras y la violencia desatada por los “reyes del ganado”, sino también creó las reservas extractivistas que representaban los diseños primigenios de un modelo de desarrollo sostenible en el trópico amazónico.
Cómo funciona una reserva extractivista
Invitados por el Consejo Nacional de Seringueros, la Federación de Trabajadores Rurales de Acre, la Central Única de Trabajadores , el Sindicato de Trabajadores de Educación de Acre y Cáritas de Francia y Brasil, entre otras instituciones, visitamos Xapurí, luego de concurrir al Seminario Internacional de la Región Amazónica en Río Branco. Actualmente existen 70 reservas extractivistas con una superficie total de 21 millones de hectáreas y 70 mil shiringueros beneficiados. Cada uno de ellos posee una colocación, es decir, el área de ubicación de sus estradas, que son las trochas donde están identificados los árboles de Hevea brasilensis, que producen el fino látex de shiringa. Una de las reservas extractivistas más grandes del Acre y del Brasil es precisamente la “Reserva Chico Mendes” en Xapurí, con un 1 millón de hectáreas que, como en las demás reservas, son tierras de la nación brasileña entregadas en contrato de uso directo por tiempo indeterminado.
La idea central que preside el modelo extractivista es que se puede y debe aprovechar el bosque en pie, sin destruirlo, manejándolo. En la reserva extractivista, a diferencia de las concesiones forestales en el Perú que han “maderizado” el bosque, las actividades principales son la recolección del látex de la shiringa, de castañas y el ecoturismo. La extracción maderera tiene una importacia secundaria. Para el acopio de la producción se han instalado centros comunitarios y para la comercialización, cooperativas.
Para la obtención de valor agregado de la principal materia prima, el látex, el gobierno del presidente Lula ha construido en Xapurí una fábrica de preservativos para hombres con una inversión de 30 millones de dólares. La transformación del látex en preservativos ha hecho subir el precio de la materia prima en 250 por ciento en beneficio de los productores. La shiringuera Leidea Aquino, esposa del dirigente nacional Julio Barbosa, me dice que en su colocación de 500 hectáreas piensan producir miel de abeja, instalar zoocriaderos y piscigranjas y probablemente en pocos años más los bosques primarios de su colocación también serán sumideros de carbono, que multiplicarán sus ingresos mensuales calculados ahora en 400 dólares.
Un ejemplo para el Perú
La creación de las reservas extractivistas, que ha convertido a su creador y promotor Chico Mendes en una paradigma ambientalista mundial y en un mito sindical y político, es sin duda un modelo sostenible para el trópico amazónico, sobre todo ahora en que el bosque en pie cobra un inmenso valor económico y ambiental con la crisis ecológica y el calentamiento global.
Qué bien le haría al presidente Alan García visitar Xapurí para descubrir que su obsesión privatizadora del bosque amazónico para la gran empresa es, realmente, una decisión retrógada y antinómica a la necesidad vital de la sostenibilidad del bosque. Y para saber que esos shiringueros de Xapurí, verdaderos jardineros de la naturaleza, son sin ninguna duda los empresarios modernos y postmodernos del siglo XXI en el trópico amazónico.
Fuente: Radio PRODEMU FM
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